Martes 25 Enero 2011
Para Regina Aguilar y Bayardo Blandino
Antes de aterrizar en el intrincado aeropuerto de la capital de Honduras, pasé una noche en Ciudad Guatemala y media tarde en San Pedro Sula.
En aquel azaroso viaje pensè que no iba a llegar nunca a Tegucigalpa.
Fui a esa ciudad centro-americana a dar un taller de videoarte en el centro cultural Mujeres en las Artes dirigido, claro està por una mujer. Eso, supongo, que facilitò mi primer viaje a Honduras.
La primera sorpresa de ese viaje fue poder hacer un periplo por el paìs. Recorrer el paìs hondureño, desde Tegucigalpa a Copan, en una furgoneta y con tres extranjeros, fue una experiencia peculiar.
Tegucigalpa tiene una plaza con estatua ecuestre dedicada a Francisco Morazàn, un bello edificio de Correos y un antiguo palacio decimonònico convertido en Museo de la Identidad Nacional.
El resto de mis recuerdos se pierden en unas vias pùblicas convertidas en "tianguis" populares y unas urbanizaciones de nuevos ricos alrededor de la capital.
La primera sorpresa, al llegar a la ciudad, fue ver fuerzas militares circulando al anohecer y comercios turìsticos protegidos con vigilantes armados. Como los bancos.
Esa sensaciòn de ciudad protegida, la perdì en cuanto salimos camino de la frontera guatemalteca.
Honduras me pareciò un paìs campesino, con mucha ganaderìa y agua por doquier. Y un buen cafè.
Las poblaciones que pudimos disfrutar, entre Tegucigalpa y Copan pasando por San Pedro Sula, me recordaban algunas ciudades mexicanas. Con su iglesia mayor, plaza arbolada, calles diàfanas y viviendas de una sola planta.
Copan es el nùcleo prehispànico, es decir maya, màs importante de Honduras. Familiarizado con las piràmides mexicanas en Teotihuacàn, Chichen Itzà o Tulum, los restos arqueològicos de Copan y el parque natural anexo, me pareciò de excepcional belleza. Como el quetzal junto al àrbol y las calaveras mayas del museo.
Al retorno del periplo dimos nuestros cursos en un magnìfico hotel, con alberca incluida y gala nocturna final.
Otra historia, muy diversa, fue el taller de videoarte en la sede de Mujeres en las Artes. Alli pude conocer de cerca a algunos jòvenes artistas hondureños -- Vìctor Lòpez, Byron Mejia, Xenia Mejìa, etc-- que luego participarìan el la muestra "Nostalgia de futuro" (2009).
Desde la escena artìstica hondureña pude entender, mejor, el discurso de Pèrez Ratton, por una estrategia plàstica centro-americana.
Costaricenses, guatemaltecos, hondureños, nicaragunses y salvadoreños unidos en una misma regiòn.
Ahora que, Pèrez Ratton se ha ido para siempre, creo que Centro América esta, estèticamente, huèrfana.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario